martes, 10 de marzo de 2009

Lo sagrado: ahí está el enemigo

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Este año se cumple el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, padre de la teoría evolucionista. Fue uno de tantos científicos sacrificados en el altar de la fe; ridiculizado, convertido en un bufón en pos del creacionismo.


Pero, por suerte, la ciencia ya no se quema en las hogueras y la teoría evolucionista ha quedado rotundamente demostrada.


Si no, ¿cómo pasó el águila a ser gaviota?


Me refiero a las populares, las de las últimas dos décadas…


Pero la panacea del evolucionismo Darwinista viste de pana.


Y es que si por algo se ha distinguido el PSOE es por sus repentinas mutaciones; que ni Hulk es sus mejores comics. Han pasado de ser la más firme oposición al voto femenino al totalitarismo igualitario; de la fiebre soviética a locura borbónica; de Marx a Papa Nöel…


Que, aunque ambos tengan barba y vistan de rojo no son lo mismo.


Dice mucho que los héroes que pasea por mítines sean Pablo Iglesias y Largo Caballero, colaboradores, incluso el segundo llegó a formar parte, de un gobierno fascista. Hay a quienes no les vendría nada mal aquello de la Memoria Histórica.


Luego vino Felipe; pero no el de los Borbones, sino el de los González. Y dijo aquello de: ¡Todo por el pueblo, pero sin el pueblo!, tras lo cual se zampó en el XXVIII congreso el marxismo. Pero para no indigestarse se guardó la hoz y el martillo.


La “izquierda” del martillo estaba oculta, esperando mientras que con la hoz degollaba su querida, pragmática y siempre devota clase obrera. González, que no sé si tenía sangre jacobina, cortó la cabeza de sindicatos y cuerpos sociales hasta provocar la primera huelga general en la historia de este país. Si Marx levantara la cabeza…




¡Ya van dos! De lo que en un Principio era Partido Socialista Obrero Español tan sólo nos queda Partido Español.


Pero en esta dramatis personae no nos podía faltar Zapatero, que no de los Zapata de toda la vida, más bien de los Bean.


Continuó con el proyecto de Felipe y con un Manifiesto Comunista ya en el olvido cambió el “¡obreros de todos los países, uníos!” por un “¡obreros de todos los países, levantad fronteras!”.


¡Y van tres! De lo que en un principio trató de ser un partido socialista obrero y español nos hemos quedado con un ¿partido?


No digo que haya demostrado la Teoría de la Evolución, pero por lo menos sí la de reducción al absurdo.



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