jueves, 1 de noviembre de 2007

In nómine Patris. Carguen. Et Fílii. Apunten. Et Spíritus Sancti. Fuego.



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La iglesia católica recientemente ha beatificado a 498 españoles “mártires” de la guerra civil. Son muchas las voces en contra que se han alzado desde algunos sectores neobolcheviques, precisamente aquellos sectores que se han auto nombrado los mesías libertadores que guiarán al pueblo hacia la “gran victoria”. Y es que aún quedan residuos de la anacrónica religión al líder rojo; Santiago Carrilo, Pasionaria o cualquier otro patético intento de vaciar al socialismo de contenido científico y llenarlo de fusiles y tanques.


Es paradójico pero, la Iglesia en estos momentos no sé si está recibiendo más golpes desde el exterior, con las punzadas que le lanzan los “mesías” de un mal llamado izquierdismo, o desde el interior, con los desafortunados comentarios de la aristocracia clerical que ha perdido el rumbo desquiciada por la oxidación de un mecanismo anquilosado. Quizás pierden la cabeza en un frente que no les corresponde, allá donde se pierde la frontera entre el cristianismo y la derecha, entre cristo y la Conferencia Episcopal. Tampoco no es nuevo que la Iglesia se destruya desde su interior pero quizás es el tiempo de que los cristianos se den cuenta…


En la guerra civil demasiadas personas pagaron los platos rotos de algunos esquizofrénicos nacionalistas y otros que se hicieron llamar cristianos o socialistas. Hay que leerse el capital o manuscritos económico-filosóficos para darse cuenta que ninguno de “marxistas” sabían ni tan si quiera decir una obra de Marx más allá del incendiario Manifiesto Comunista; y es que este es el mejor libro para que los “mesías” del socialismo conviertan a las masas en fieros perros carentes de inteligencia, cuando el socialismo científico pasa a ser estupidez colectiva.


No nos podemos olvidar de los falsos profetas que predicaban con un evangelio en la mano mientras que con la otra firmaban sentencias de muerte, en el mejor de los casos, y en los otros tantos torturaban y asesinaban en nombre de un Dios bondadoso.


Las bochornosas imágenes de un tal Franco bajo palio rodeado de obispos aún quedan grabadas en las retinas de muchos católicos como punzadas en el corazón y guardadas en el museo de los horrores.


“Muchos vendrán, y se harán pasar por mí y le dirán a la gente: "Yo soy el Mesías". Usarán mi nombre y lograrán engañar a muchos.” (Mateo 24, 4)





Y es que estas 498 beatificaciones, al contrario de lo que muchos pueden pensar, es un duro golpe a una pequeña parte de la Iglesia que como residuos del pasado aún se arraiga a tiempos infames.


La idea de declarar beatos a quienes prefirieron morir en nombre de Dios en lugar de luchar y matar a sus hermanos envueltos en oleadas de sangre choca tremendamente y ridiculiza a los que apoyaron una matanza y la calificaron de Guerra Santa; evidentemente les deja por los suelos… Pues aún no he visto beatificar a ninguno de los obispos que acompañaban a Franco bajo palio y que murieron placidamente en sus bonitas camas. Pero si he visto como han beatificado a los que prefirieron derramar su noble sangre en la tierra en lugar de verter la de sus hermanos.


Con estas beatificaciones la Iglesia a dado un paso más hacia Cristo reconociendo sus pecados ( o más concretamente de unos cuantos que en nombre de Cristo no deseaban si no saciar su ambición) al alejarse de aquellas sombras en la oscuridad y acercarse a los verdaderos cristinos, acercase a los que prefirieron morir antes que matar…


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