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¿Quién es el enemigo por excelencia de la sociedad actual? ¿En qué están todas las personas de acuerdo? En que el calentamiento global es malo, muy malo, lo peor. Y allá van cientos de miles de personas hacia el abismo de su ignorancia.
Esta amenaza que ciertamente es fantasma, todos hablan de ella pero nadie la ve, es el mejor y más brillante golpe de efecto a un mercado en el que parecía todo estaba inventado. Es quizás la mayor argucia de la historia de la humanidad, un marketing a nivel mundial con el que todos están de acuerdo y aceptan como un dogma fundamental de la sociedad. Estos padres “liberales” que educan a sus hijos en el cuidado a la naturaleza y el amor a la “madre Tierra” enseñan cual Padre Nuestro los efectos devastadores y aterradores del gran enemigo, el calentamiento global. Y estos pequeños hijos de
Pero esto funciona así. El sábado viendo el telediario me di cuenta que en el 30% de las noticias el problema era achacable al calentamiento global. En uno de estos ejemplos de objetividad periodística un buen hombre se quejaba a las cámaras de Telecinco lo mucho que había bajado el negocio de las castañas en los últimos años. ¿Cuál puede ser la respuesta del presentador?
¿Quizás que los tiempos han cambiado y los jóvenes prefieren comer palomitas o ir a una bocatería? ¡No! ¿Cómo se me puede ocurrir esto? Todos sabemos que es culpa de la amenaza fantasma: las temperaturas han subido en otoño e invierno desde hace varios años por lo que la gente no compra castañas debido al calentamiento global. Y así hasta cinco o seis ejemplos de por qué debo tomármelo casi a risa. Tan sólo falto en el circo Acebes diciendo: “Yo no digo que los atentados de Atocha sean culpa del calentamiento global, tan sólo digo que se deberían investigar todas las vías…”
Ahora viene la segunda fase para curarnos esta esquizofrenia llamada hiper-ecologismo o más bien consumismo inducido. El primer paso, darnos cuenta que todo parece mentira, demasiado artificial, ya lo hemos dado, pero ¿por qué?, ¿cuál es el motivo?
Existen en el mundo dos grandes grupos de poder, los cuales a veces se entrecruzan: los medios de comunicación y el control de los pozos petrolíferos. Tanto el primero como el segundo ponen y quitan gobiernos a su antojo a la vez que controlan la vida de todos los ciudadanos: desde la subida de alimentos básicos como el pan y la leche hasta la ropa. Pero el control del petróleo es el eslabón necesario para controlar todo el mercado, lo que equivale en un mundo neoliberal al control global. Mas con un mercado agotado en sus posibilidades y cuando se vislumbra el fin del crudo las hienas corren a sus posiciones para recoger el premio gordo.
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Los artistas del marketing trabajan a más no poder a la par que los medios de comunicación alientan a los nuevos soldados a su servicio; esta vez no van con kalashnikov y granadas; esta vez han cambiado las espadas por rosas y en lugar de luchar por la patria o cualquier otro invento en pos del dinero luchan por salvar el planeta de una destrucción inminente con nombre propio: dióxido de carbono. Sí, así son las nuevas hordas del neoliberalismo, pues no hay mayor control que dejarles pensar que hacen lo que quieren, que controlar contra que luchan.
El calentamiento global se ha convertido en el mayor negocio y todos están en los nuevos frentes para tomar el mando de las energías renovables, pues no olvidemos cual es el mercado del futuro.
Algún ejemplo de monopolio del pensamiento que ejerce el grupo PRISA:
| | | Educación |
Diario El País | Rolling Stone | Cadena SER | Santillana |
Diario As | Cinemanía | 40 Principales | Alfaguara |
Y así un lago etcétera de grupos que controlan desde lo que aparece en televisión hasta lo que estudian los niños de 10 años en el colegio. El nuevo frente se llama energías alternativas y ellos ya han movido ficha para tomar el control. ¿Cambio climático o consumismo inducido tras un colapso del mercado del crudo?
¿A quién beneficia que los países pobres no se desarrollen? ¡¿Al planeta?!
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