domingo, 12 de octubre de 2008

Dios salve el capitalismo


En Gotham City han puesto el proyector, Metrópolis clama por Superman, Peter Parker se enfunda el traje y el Capitán América le está sacando brillo a su escudo. Y es que para Bush todo esfuerzo es poco si de salvar el capitalismo, o lo que queda de él, se trata.


Pero, ¿dónde está aquella mano invisible que todo lo arregla?


¿El mercado?


Sí.


Era tan sólo una metáfora.


Entonces, ¿el capitalismo se cimienta sobre una metáfora?


Suena al genio maligno de Descartes o el eterno retorno de Nietzsche, una pirueta literaria sin fundamento.


Y con esta idea han creado un monstruo, lo han dejado libre y después han pretendido que se auto regule.


Esto sólo es concebible si se entiende el mercado como un ente independiente, algo absurdo si tenemos en cuenta que es una variable respecto de la sociedad, una veleta.


Cuando hace unos cinco años leí el “¿Por qué socialismo?” de Albert Einstein quedé realmente sorprendido. El astrofísico tenía toda la razón:


La ciencia […] no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por si mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y --si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos-- son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad.


Por estas razones, no debemos sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos; y no debemos asumir que los expertos son los únicos que tienen derecho a expresarse en las cuestiones que afectan a la organización de la sociedad.”


Nos han hecho creer que el capitalismo es el sistema infalible, ya que se sustente sobre una ciencia, la económica, capaz de predecir, al igual que la cinemática o la cinética, un cierto conjunto de fenómenos. El cociente del espacio entre en tiempo puede predecir (en la física de Newton) la velocidad de un móvil en un tiempo determinado; pero el valor de las acciones de una empresa, cuando entran como variables 6.500 millones de personas, es imposible.


¿Qué clase de irresponsabilidad es dejar la economía de un país a cargo de una ecuación con 6.500 millones de incógnitas?


Los que nos exprimen hasta el último céntimo, implacables cuando de cobrar se trata, y los que hicieron que tener una vivienda se convirtiera en un lujo pretenden ahora que el estado los salve, que el dinero público destinado a cultura, sanidad o educación vaya a parar a la banca y las inmobiliarias.


Tan sólo debería haber una condición innegociable, la nacionalización; ya que para tener un sistema sólido el estado debería controlar las industrias estratégicas.


La actual crisis ha dado a ver las carencias de un sistema capitalista demasiadas veces salvado por un socialismo que se antoja como la única vía…


Pero…


...es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?



No hay comentarios: