.
¿Bipartidismo? No, tan sólo una dosis de realidad, aunque, eso sí, un tanto sosa.
¿Perdedores? Dos, los ciudadanos y Rajoy. Los primeros fuimos espectadores de un duelo sin espadas, de un Cinco horas con Mario.
Me aburrieron. Se limitaron a concentrar lo que han dicho durante cuatro años en un discurso de dos horas. Que si la política social de Zapatero, que si el terrorismo de ETA…
El debate, si se le puede llamar así, tan solo sirvió para saber a quien no hay que votar.
Y es que Rajoy se suicidó en los veinte primeros segundos, en la presentación de programas. Parecía una marioneta, una estatua sin expresión; aunque eso sí, se notaba que no era un muñeco cuando sus ojos bailaban hacia la izquierda.
Cambia a Franco por Acebes y a la niña por Rajoy y tendrás la primera intervención del popular
w
w
¿Qué me dices de las cejas de Zapatero? ¡Monstruosas! ¿Y de Rajoy? ¡Dios!, ¿a nadie saca de quicio ese sonido que hace al hablar, ese “sh…” tan odioso?
El señor de la barba entró al debate con un tipo bajito y calvo, su asesor decían. Seguro, la persona que menos ha trabajado en la campaña, ya que le podía haber enseñado a sonreír, en lugar de esa mueca tan espantosa, y, más importante aún, le podía haber enseñado qué es un bonobús…
w
w
El final fue el perfecto para un debate demasiado edulcorado. Creí llorar de emoción, pero era de vergüenza. Un cuento al más puro estilo cuéntame.
w
w
¿Una niña? ¿Una España? En definitiva el Partido Popular: rancio, acartonado, de otra época.
Pero esa historia de la niña no es casual. Rajoy quiso jugar a ser Obama (ver)
Hoy he recibido un correo del PSOE. Han hecho un robot para MSN que explica el programa electoral y otros temas (iZ@psoe.es).
Al preguntarle: “Cómo estás?” me responde: “Aquí. Haciendo como que trabajo”. A alguien en el partido le ha traicionado el subconsciente…
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario